Un año, un viaje: 365 días llenos de aprendizajes.
Un año, un viaje: 365
días llenos de aprendizajes.
Aprendí a vivir plenamente el momento, concentrarme en ese
instante, y obviar un poco el capturar (fotografiar) cada acción, entendí que perdía
muchos segundos, minutos y horas de felicidad.
Aprendí, que a pesar que mis amigos sean contados (3, o
simplemente 1) con ellos puedo contar hasta el infinito y más allá, nunca encontraré el final.
Aprendí a callarme y ponerme en el lugar del otro antes de juzgar.
Es de humano errar. Es una lucha diaria. Pero, sí se puede. ¡Vamos!
Aprendí a reír sin máscaras, a carcajadas y con lágrimas en
los ojos.
Aprendí a aplaudir por los méritos de la gente y no por
mantener una sintonía.
Aprendí que el amor más puro y sincero es el que debes tener contigo
mismo. ¡Cultívalo a diario!
Aprendí que no hay tiempo que perder… y perdíamos demasiado. ¡Ríe,
ama, vive!
Aprendí que si tu interior está bien, puedes ayudar a
transformar el mundo exterior.
Aprendí que la constancia y dedicación es clave para obtener
lo que se quiere, no solo es tener
aptitudes, es tener la actitud de que sí
lo lograras.
Yo aprendí a vivir mejor y continuaré en este
aprendizaje. ¿ Y tú?
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